jueves, 17 de mayo de 2012

«Nada me sugirió un intento de evasión», confesó Bautista

El ex investigador de la Armada dijo que los tiradores dispararon contra los presos hasta vacias los cargadores y que no gubo disparos de los dos lados
«Era un cuadro impactante ver la cantidad de muertos, sangre. Recorrimos sorteando cuerpos y piernas de los muertos, calabozo por calabozo», relató el procesado Jorge Bautista al declarar ayer en la reanudación del juicio por la Masacre de Trelew y describiendo su impresión del primer contacto con el lugar de los hechos.
   
El ex marino imputado de encubrimiento, fue el enviado de la Armada para investigar lo ocurrido aquella madrugada del 22 de agosto de 1972 en la que fueron fusilados 19 presos políticos.
Dijo que cuando llegó al lugar, nada le hizo pensar en un intento de fuga y que no existieron disparos de ambos lados.
Más de cuatro horas estuvo prestando declaración indagatoria Bautista, quien sólo aceptó preguntas de los integrantes del Tribunal Oral Federal que lleva adelante el juicio, y de su abogado defensor. El resto de los imputados debió esperar en una sala contigua para no escuchar el relato.  Bautista, de 86 años, había iniciado su declaración el miércoles de la semana pasada durante la inspección ocular en la Base Zar, escenario de los acontecimientos, y a la que regresó 40 años después.

Ayer se sentó frente al Tribunal y dejó a un costado un portafolios del que extrajo una carpeta con abundante documentación y anotaciones con las que acompañó gran parte de su declaración.
«Fui con la orden de determinar la responsabilidad del personal militar ante el intento de evasión de un grupo de detenidos alojados en la Base Zar», relató el ex marino sobre su designación como juez ad-hoc que motivó su llegada a Trelew el mismo 22 de agosto del ’72.
 «Pero cuando yo llego a la zona de calabozos y veo el cuadro, ni me acordé de pensar en un intento de fuga», reconoció Bautista. Para que no quedaran dudas, el juez Enrique Guanzirioli le preguntó nuevamente sobre su primera impresión en la zona de calabozos y el procesado ratificó que «nada me sugirió que ahí se podía cometer un intento de evasión, para nada, ni se me pasó por la cabeza».

TIROS DE UN SOLO LADO

Según los testimonios que recogió el propio Bautista de la declaración de los marinos imputados horas después de los hechos, el preso Mariano Pujadas habría atacado al capitán Luis Emilio Sosa cuando éste recorría el pasillo entre los calabozos. Le habría quitado el arma y disparado, pero sin alcanzar a herir a ninguno de los militares.
Bautista ordenó pericias sobre un proyectil extraído del marco de una puerta y que supuestamente correspondía al arma disparada por Pujadas, aunque no se pudieron determinar huellas en la empuñadura.
Además, el propio Bautista enfatizó durante su declaración de ayer que «no hubo tiros de los dos lados», desbaratando la teoría de que Pujadas disparó contra los marinos.
A pesar de ello, el procesado había señalado anteriormente que los militares que indagó le «describieron los hechos en una forma uniforme y sin grietas».
En cambio, sobre las declaraciones que les tomó en Puerto Belgrano a los sobrevivientes Alberto Camps y Ricardo Haidar, dijo que «los dos me demostraron que no decían la verdad».
También le tomó declaración a María Antonia Berger, de la que dijo que no tuvo predisposición.
El informe de 400 fojas elaborado por Bautista a pedido de la Armada, permanece desaparecido.

«VACIARON LOS CARGADORES»

«Fue un fuego iniciado hasta que el tirador no tiene más municiones en el cargador», dijo Bautista.
Consultado por el presidente del Tribunal, el procesado insistió en que los tiradores «vaciaron los cargadores de las pistolas PAM, que tienen 32 balas».
Mientras que «con las pistolas 45 fueron muy pocos tiros», y agregó que fueron atribuidos al cabo Carlos Marandino, de quien dijo que le llamó la atención «que hubiera tirado tan pocos tiros».
Bautista señaló como los tiradores a Bravo, Del Real, Marandino, Marchand y Herrera (estos dos últimos están fallecidos).

SE DESPEGÓ DEL RESTO

Sobre el final de su declaración testimonial, Bautista intentó despegarse del resto de los ex marinos procesados, al señalar que «jamás se podrá decir que mi obrar fue direccionado a favorecer al personal naval que intervino». Y agregó que «cualquiera sea la resolución que el Tribunal tome con respecto a los demás imputados, para mí será ajena».

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