jueves, 30 de agosto de 2012

"Somos muy pocos los familiares que vivimos, nos sentimos sobrevivientes"

Declararon los hermanos de Ulla y Toschi y la cuñada de Pujadas. En sus testimonios relataron la persecución que sufrieron los familiares de las víctimas de Trelew desde los días posteriores al fusilamiento hasta entrada la dictadura.
 
Familiares de tres de las víctimas de la Masacre de Trelew declararon ayer sobre la persecución que sufrieron por sus vínculos con los 16 presos políticos fusilados en la Base Almirante Zar. “Somos muy pocos los familiares que vivimos. Nos sentimos sobrevivientes”, dijo Julio Cesar Ulla, hermano Jorge Alejandro Ulla, asesinado en la madrugada del 22 de agosto de 1972. Desde las 10 de la mañana, también atestiguaron el hermano de Humberto Toschi y la cuñada de Mariano Pujadas.

Los testigos dieron cuenta de las represalias de la dictadura de Agustín Lanusse luego de la fuga de los presos del penal de Rawson, situación que continuó con la Triple A y con la última dictadura cívico-militar. “Que fuéramos familiares de los detenidos en ese momento ya nos hacía tener una participación política”, explicó Ulla. Durante su testimonio relató la última imagen que tiene de su hermano Jorge en la celda de la Base Almirante Zar, imagen que pudo reconstruir a partir del relato que le hicieron los sobrevivientes, quienes le contaron que escucharon el grito de su hermano que decía “tirá, asesino hijo de puta”.
“Repasé muchas veces esa escena, traté de imaginarla cómo habría recibido ese tiro a quemarropa. Él ya tenía un tiro en el muslo y estoy seguro que intentó pararse para morir de pie, porque él era así, y seguro que tenía una sonrisa”, contó con dolor.
El testigo reconstruyó el momento en que le sacaron fotos al cuerpo de su hermano, que hace unas semanas entregaron a la justicia, y repasó la represión en el entierro y la persecución que sufrió en carne propia luego de la masacre.

Su primera detención fue en el homenaje que se hizo en Córdoba al cumplirse un mes de los fusilamientos: “Me llevaron al D2, donde pasé varios días. Un día me forzaron a ir a mi casa para allanarla, no encontraron nada pero al ver el moisés de mi hijo me dijeron que me despidiera porque no lo iba a ver más. Cuando al otro día me llamaron por mi nombre pensé que ya estaba, pero me entregaron el dinero, el cinto y me liberaron”, detalló. La segunda vez también fue durante un homenaje por Trelew. Esta vez lo llevaron al campo, lo golpearon y le gritaron que empezara a correr. “Salí corriendo y cuando llegué a un campo donde había unos repollos enormes me di vuelta y el celular ya se estaba yendo”, agregó. Ya en 1976, en Santa Fe, nuevamente lo fueron a detener. “Les dije que trabajaba en la cárcel de mujeres. No había celulares así que se fueron y me dijeron que no saliera de la casa hasta que ellos volvieran. No regresaron pero fue la noche más larga de mi vida”, recordó.
Al finalizar su testimonio, Ulla quiso hablarle al tribunal. “Les deseo que tengan un justo y contundente veredicto para cerrar estos delitos y decir Nunca Más”, manifestó y agregó: “Mi presencia aquí es el legado de mi padre, él me dijo que si esto llegaba a la justicia tenía que estar presente y acá estoy con mis cuatro hijos.”

Otra de los testimonios fue el de Eduardo Alberto Toschi, hermano de Humberto Toschi, dirigente del PRT-ERP asesinado en Trelew. El testigo indicó que su familia sufrió más de 19 allanamientos desde la fuga hasta que decidieron exiliarse.

Minutos antes se presentó Ana María Bigi, ex cuñada de Mariano Pujadas, quien relató la represión que sufrió la familia del dirigente de Montoneros, al recordar el secuestro, torturas y asesinato en 1975 de los padres y hermanos de Pujadas, entre ellos Jorge, su ex pareja. “Hubo muchos allanamientos a la granja que tenía la familia en Córdoba pero el 13 de agosto de 1975 se llevaron a la familia y los mataron. Los torturaron a todos y les arrojaron granadas a los cuerpos para despedazarlos. Todos tenían tiros de gracia menos mi suegra, a quien habían matado en la casa. Al día siguiente fui a la granja y estaban los cuatro cajones”, señaló. El hecho fue reivindicado por el Comando Libertadores de América, la versión cordobesa de la Triple A. “Firmaron con las siglas una imagen de Mariano y también tiraron en el inodoro un busto de él”, rememoró. Ella y los hermanos de Pujadas que se habían salvado partieron luego al exilio. “Pujadas era como una mala palabra. A mi mamá y a mi papá los echaron de su trabajo por tener nietos con ese apellido”, finalizó.

Por: Gerardo Aranguren

martes, 28 de agosto de 2012

Masacre de Trelew: semana de testimonios

TRELEW (AV).- Finalizan hoy las declaraciones de los testigos de la acusación y la querella en el juicio por la Masacre ocurrida el 22 de agosto de 1972, en la base Almirante Zar de esta ciudad chubutense. Jueves y viernes, en tanto, comenzarán a dar su testimonio los convocados por las defensas de los cinco imputados, luego habrá una semana de receso y continuarán el lunes siguiente con más testigos.

Se calcula que para el 15 de setiembre ya no habrá más testimoniales, por lo que se podrá establecer la fecha de los alegatos y alrededor de un mes más tarde, tal vez se pueda ya conocer la sentencia contra Luis Sosa, Carlos Marandino, Jorge Bautista, Rubén Paccagnini y Emilio Del Real.

Esta semana, en la reanudación de las audiencias, después de un par de semanas de interrupción, se escuchó el fuerte testimonio de la antropóloga y cineasta, Mariana Arruti, quien pudo contextualizar aquellos episodios de los que acaban de cumplirse 40 años y, a través del relato de las entrevistas realizadas para su film "Trelew: la fuga que fue masacre" y los testimonios recogidos en ese trabajo documental, logró establecer un hilo conductor entre los fusilamientos y las persecuciones y la represión posterior hacia los familiares y allegados a las víctimas.

Uno de los médicos de la Base Almirante Zar, que asistió a las víctimas de la Masacre de Trelew, le impuso algunas condiciones para dejarse entrevistar. "El doctor Talavera me dijo que aceptaba que lo filmara, pero que el tape se lo iba a quedar él. Hoy me arrepiento. Nunca pensé que iba a estar en un juicio para poder contar lo que me habría dicho", dijo Arruti frente al Tribunal Oral Criminal Federal de Comodoro Rivadavia. Talavera falleció al poco tiempo y ese testimonio no pudo ser obtenido. Arruti pudo vincular también la persecución a las familias de dos de las víctimas –los Sabelli y los Capello– y a Daniel Carreras, el periodista que cubrió para la televisión local la entrega en el viejo aeropuerto de Trelew de los presos políticos que se habían fugado del penal de Rawson.

Según explicó el abogado de la Secretaría de los Derechos Humanos, Germán Kexel, el testimonio de Arruti permitió "entablar una conexión directa entre la Masacre de Trelew y las violaciones a los derechos humanos que sucedieron posteriormente en el país, lo cual refuerza mucho la caracterización de los crímenes de 1972 como delitos de lesa humanidad".

Ayer, en tanto, se escucharon las declaraciones de Julio Ulla, hermano de Jorge, quien aportó fotos de su hermano muerto en el féretro que serán un documento clave para la causa y de Ana Bigi, cuñada de Mariano Pujadas. Hoy se aguardan la declaraciones del militar retirado Horacio Ballester y de la historiadora Vera Carnevale, quienes podrán aportar datos sobre el contexto en el que se produjeron esos crímenes considerados delitos de lesa humanidad

Trelew: una testigo cuestionó que los acusados por la masacre sigan libres

Mariana Arruti reveló detalles del trabajo de investigación que realizó para su documental Trelew. La fuga que fue masacre

La documentalista reprodujo el relato que uno de los médicos que llegó poco después del fusilamiento le confió pero que se negó a decir ante las cámaras. Dio cuenta de la persecución que sufrió el periodista que cubrió la toma del aeropuerto.

Cuando ya habían terminado las preguntas del Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia, la cineasta Mariana Arruti pidió nuevamente la palabra e hizo un llamado a los jueces: "Me duele como ciudadana que los acusados estén en libertad. Nuestras cárceles están llenas de presos sin condena, ¿cuántos de esos presos tienen en sus espaldas la acusación de 16 homicidios?", se preguntó.
 
Arruti declaró ayer como testigo en el juicio que se sigue en Chubut por la denominada Masacre de Trelew, ocurrida el 22 de agosto de 1972. Fue citada por la querella como directora del documental Trelew. La fuga que fue masacre, que reconstruyó la fuga del penal de Rawson y el fusilamiento de 16 presos políticos en los calabozos de la Base Almirante Zar.
 
La mayoría de los imputados, entre ellos Luis Emilio Sosa, Rubén Paccagnini, Emilio del Real y Enrique Bautista -quienes tal como señaló la testigo están todos en libertad- siguieron desde el Consejo de la Magistratura la declaración de Arruti, que comenzó cerca de las 16. El único acusado que permanece en Chubut, detenido, es Carlos Marandino.
Durante su testimonio, la cineasta repasó el proceso para la creación del documental, las entrevistas a familiares de las víctimas y las dificultades para acceder a fuentes de la Armada que habían participado de los hechos.
 
Recordó su encuentro con uno de los médicos que llegó a la Base minutos después de la masacre, quien se negó a ser grabado para la película. "Queríamos entrevistar a personas que habían estado durante el hecho y contactamos al médico Talavera. Me contó que no estaba en el lugar durante el hecho pero que accedió inmediatamente y había encontrado mucha sangre. Después dijo algo que no olvidaré nunca, que (Carlos Alberto) Astudillo estaba girando como la aguja de un reloj tirado entre las celdas. Se estaba muriendo en el piso", recordó Arruti, quien lamentó no haber podido grabar a Talavera como aporte a la justicia: "Accedió a hablar pero si se quedaba con la cinta. No acepté y ahora me arrepiento porque podría haber sido útil para el juicio, pero en ese momento no imaginábamos que iba a llegar este momento."
 
En su intento por conseguir fuentes oficiales de la Armada, la cineasta se reunió con el entonces jefe de la fuerza, Jorge Godoy, a quien describió con traje de gala, "muy tenso y apurado para irse". "Nos dijo que no tenían contacto con los responsables ni existía documentación sobre la masacre. Me repitió varias veces que Trelew era un tema sensible para la Marina. Después en 2006 supimos que seguía siendo sensible porque nuestro equipo de rodaje había sido observado por la inteligencia de la Marina", sostuvo, en referencia a la causa por espionaje ilegal en la que está procesado el ex jefe de la Armada.
Ante la pregunta de una de las querella sobre material que no incluyó en la película y que podría ser útil para la causa, la directora puso a disposición del TOF la entrevista completa al fallecido periodista Daniel Carreras, el único cronista televisivo que cubrió la toma del Aeropuerto de Trelew para el Canal 3 y que entrevistó a los líderes guerrilleros. Arruti recordó que en 1976, cuando Carreras ya vivía en el Conurbano Bonaerense, el periodista fue secuestrado por un grupo de tareas que lo llevó a Campo de Mayo, donde fue ferozmente torturado. Lo acusaban de haber participado en la fuga, ya que había conservado en su casa varias fotos de los militantes que habían realizado la toma del aeropuerto.

Por: Gerardo Aranguren

lunes, 27 de agosto de 2012

El contexto de los fusilamientos de Trelew

Declaró la cineasta Mariana Arruti en la causa por los asesinatos de 1972

 Por Ailín Bullentini

De los cuatro años de producción de su documental Trelew, la antropóloga y cineasta Mariana Arruti recordó ayer, entre otras cosas, el momento en el que no aceptó las condiciones que uno de los médicos de la Base Almirante Zar, que asistió a las víctimas de la Masacre de Trelew, le impuso para dejarse entrevistar. “El doctor Talavera me dijo que aceptaba que lo filmara, pero que el tape se lo iba a quedar él. Hoy me arrepiento. Nunca pensé que iba a estar en un juicio para poder contar lo que me habría dicho”, dijo Arruti frente al Tribunal Oral Criminal Federal de Comodoro Rivadavia durante su testimonio en el marco del juicio por los fusilamientos del 22 de agosto de 1972. Talavera falleció y se llevó consigo su versión de las muertes.

El repaso de la realización de una de las dos producciones audiovisuales que existen sobre la masacre –la otra es Ni olvido ni perdón, del desaparecido Raymundo Gleyzer– aportó a la “contextualización” de los asesinatos “en el marco de las violaciones a los derechos humanos”, evaluaron las partes acusatorias en el juicio. La persecución a las familias de dos de las víctimas –los Sabelli y los Capello– y a Daniel Carreras, el periodista que cubrió para la televisión local la entrega en el viejo aeropuerto de Trelew de los presos políticos que se habían fugado del penal de Rawson, fueron algunos de los puntos más fuertes de su declaración.

Arruti comenzó a responder preguntas de las querellas y defensas frente al Tribunal Oral de Comodoro Rivadavia pasadas las 16 de ayer. Los acusados –los marinos retirados Luis Sosa, Emilio del Real, Roberto Pacagnini y Jorge Bautista– la oyeron desde Buenos Aires. El cabo Carlos Marandino participó de cuerpo presente. La cineasta mencionó los puntos sobresalientes de la producción del documental que realizó sobre la masacre, que se proyectó en el marco del juicio a principios de mes. “En muchos tramos de su declaración, Arruti logró entablar una conexión directa entre la Masacre de Trelew y las violaciones a los derechos humanos que sucedieron desde 1976 en el país, lo cual refuerza mucho la caracterización de los crímenes de 1972 como delitos de lesa humanidad”, analizó el abogado de la Secretaría de Derechos Humanos Germán Kexel.

Kexel se refirió a lo que mencionó la cineasta respecto del periodista de Canal 3 de Rawson Daniel Carreras, la tía de María Angélica Sabelli y la madre de Eduardo Capello, quienes en el marco de la realización del documental aseguraron haber sido víctimas de persecución política durante la última dictadura. También a las dificultades que Arruti dijo que tuvo al encontrar imágenes de la toma del aeropuerto, el 15 de agosto de 1972. “Era material que no se encontraba en los canales y después me enteré de que las fuerzas de seguridad en el ’76 comenzaron a retirar cintas que podrían haber sido utilizadas para identificar personas”, consideró.

“Carreras me contó las consecuencias en un montón de aspectos que tuvo para hacer esa entrevista en el aeropuerto”, mencionó Arruti en relación con el periodista que había hablado con los referentes de los 19 presos políticos fugados del penal de Rawson en el viejo aeropuerto de Trelew. “Me contó que de la toma se llevó una púa que le regaló (una de las víctimas, Mariano) Pujadas y una foto de los militantes; que después de eso se fue a vivir al conurbano bonaerense y que allí le allanaron la casa, lo detuvieron y desaparecieron durante diez días en Campo de Mayo, donde fue ferozmente torturado.” El material de esa charla quedó afuera del documental, pero Arruti lo cedió al tribunal para que sea incorporado en la causa ya que, si bien el periodista declaró en la etapa de instrucción, falleció antes del juicio. El tribunal analizará la incorporación de otra prueba sumada por la querella de los familiares: el audio de una entrevista que ofrecieron los tres sobrevivientes a los fusilamientos, María Antonia Berger, Ricardo Haidar y Alberto Camps. “Es una prueba importante por lo simbólico, porque se recupera su voz”, analizó Kexel.

Las charlas con Soledad Capello y Chela Sabelli, en tanto, “impactaron mucho” a la antropóloga. Luego de mudarse en varias oportunidades por sufrir “amenazas”, los padres de Eduardo Capello sufrieron la desaparición de su otro hijo, Jorge, quien “había ido a reconocer el cuerpo de su hermano a Trelew y aparecía en varias notas periodísticas de la época”. “Jorge fue secuestrado con su mujer, Nené, y su hijo de 14 años. Los vieron por última vez en El Vesubio”, apuntó la cineasta. Chela fue quien “reconoció el cuerpo de su sobrina en la morgue, antes de que le hicieran la autopsia”, a dos meses de haber sido asesinada, y cuyo resultado arrojó que “el tiro mortal fue dado a 10 centímetros de la nuca”. Su familia entera se exilió en Italia tras la masacre. Los documentos descubiertos en el archivo de la Armada hace poco más de un mes contienen el informe de esa autopsia, en tanto que el dato del tiro de gracia en la nuca lo mencionó durante su declaración Miguel Marileo, el empleado de la funeraria que contrató la Armada para trasladar los cuerpos.

miércoles, 22 de agosto de 2012

A 40 años de la Masacre de Trelew ....

A 40 AÑOS DE LA MASACRE DE TRELEW REINVINDICAMOS
LA UNIDAD EN LA LUCHA REVOLUCIONARIA
16 rosas rojas
nacidas de madrugada
regresarán cada noche
de la tierra liberada
 
El 15 y 22 de Agosto se cumplen 40 años de un suceso trascendental para el campo popular y sus organizaciones políticas: la brillante fuga del penal de máxima seguridad de Rawson de un grupo de militantes revolucionarios del Ejército Revolucionario del Pueblo, Fuerzas Armadas Revolucionarias y Montoneros en una operación unitaria, y en su contracara, la recaptura y fusilamiento de 16 de esos compañeros en la Base Aeronaval Almirante Zar de Trelew.
 
40 años de Trelew - ...
Tras desarrollar ampliamente la estrategia de lucha revolucionaria por el Socialismo en nuestro país, las organizaciones político-militares sufrieron la concentración de sus cuadros militantes presos en la Unidad Nº 6 de Rawson. El régimen de la dictadura de Alejandro Agustín Lanusse demostraba así que su convicción en la defensa de los intereses del capitalismo monopolista, vigente entonces y ahora, no repararía en daños a la hora de reprimir. La creación de la Cámara Federal en lo Penal, llamada por la militancia “El Camarón”, un esquema de excepción compuesto de jueces y fiscales que actuaron en lo que llamaron “fuero antisubversivo” (algunos de los cuales participaron luego del genocidio del ’76) y que logró llenar las cárceles de presos políticos.
La apuesta política del régimen, el “Gran Acuerdo Nacional” (GAN), se propuso convocar a elecciones condicionadas y generar el consenso de los sectores de la burguesía para aislar al movimiento revolucionario.Otra jugada que, nuevamente, evidenciaba que frente a la violencia del estado y de los grupos que sacan jugosas tajadas del patrimonio común la salida era la organización del campo popular y la lucha en las calles.
Pero el crecimiento de la organización militante, la acumulación de experiencias en la lucha de calles, la fina producción teórica y de propaganda de las organizaciones armadas revolucionarias, tanto de la izquierda roja como del peronismo combativo, las mostraba fortalecidas y haciendo retroceder a la dictadura. Más allá de las ricas polémicas sobre la línea política, como “nacionalismo-internacionalismo”, “clasismo-policlasismo”, “partido de clase-foco armado” o “masa-vanguardia”, que diferenciaron en su origen a los grupos de la izquierda peronista de sus pares marxistas, todas las organizaciones político militares del momento compartían la visión de que la lucha debía plantearse la toma del poder a través la combinación de la lucha por la liberación nacional, con la lucha antimperialista y anticapitalista de la clase trabajadora.
 
z o...
El monumental operativo de fuga, pacientemente planificado durante meses, y ejecutado casi a la perfección en las narices del régimen, es la demostración histórica de que los sistemas represivos no son infalibles, y que a la lucha revolucionaria, incluso en las peores condiciones objetivas, no la detienen ni las rejas, ni la vejación, ni las balas.
Ese ejemplo de unidad en la acción frente al enemigo común, aún en la diversidad de posiciones y con claridad de objetivos, es la mejor muestra de lo que se puede lograr cuando la voluntad supera al miedo.
 
Esa unidad político-militar en la acción para la fuga del penal de Rawson demostró, una vez más, que cuando el Pueblo se organiza lo que luego sobreviene es la represión aleccionadora y desarticuladora de las fuerzas populares: la imposibilidad de completar la huída por fallas operativas, puso a un grupo de compañeros a merced de la barbarie militar. Y el asesinato cobarde de quienes habían pactado la rendición, fue el tubo de ensayo del Plan Sistemático de aniquilamiento de militantes populares que se desplegó poco tiempo después. Brotó en Trelew la primer sombra de lo sistemático que sería el accionar de los grupos paramilitares como la Triple A y la dictadura del '76.
bch...
Sin embargo, sabemos que esos héroes -no sólo los 16 masacrados, sino también los 3 sobrevivientes y aquellos 6 que pudieron escapar para seguir luchando- generaron las condiciones para el llamado a elecciones y el fin de la dictadura de Lanusse. A ello podemos sumarle otro punto, quizá el más alentador de todos: si el deber de todo prisionero político es la libertad, esto quiere decir que la continuidad de la lucha revolucionaria es posible.
El testimonio valiente de los sobrevivientes de la Masacre, que luego cayeron combatiendo a la dictadura, supo recoger el relato histórico de la verdad de lo sucedido.
Desde mayo pasado se está realizando el juicio a los genocidas Luis Sosa, Emilio del Real, Carlos Marandino y Rubén Paccagnini por la Masacre de Trelew. El proceso llega demorado y marcado por algunos rasgos de impunidad: los marinos Horacio Mayorga y Roberto Bravo fueron apartados del juicio por diversos artilugios legales.
 
Este año se están conociendo los testimonios y la documentación para logar la condena a este reducido grupo de represores de la Armada. Y eso se consiguió gracias a la lucha inclaudicable de los familiares, los ex detenidos, los ex presos políticos, los organismos de Derechos Humanos y las organizaciones del campo popular que son las continuadoras de la lucha revolucionaria por la que dieron su vida los compañeros asesinados y desparecidos.Pensemos que estos revolucionarios y revolucionarias no fueron iluminados o únicos, sino la vanguardia del pueblo, porque estos compañeros y compañeras salieron de las filas del pueblo organizado.
 
A V...
Hoy por hoy las cárceles del sistema siguen saturadas de jóvenes y pobres, y la gobernabilidad democrática se arroga el monopolio de la memoria como si el presente fuera magnífico e ideal y se tapara con un dedo la evidencia de la desigualdad y la injusticia. Frente a este panorama, seguimos defendiendo el  rol crítico e independiente de las organizaciones de Derechos Humanos, para denunciar la falta de celeridad en la actuación de la justicia, que en 9 años de caídas las leyes de impunidad sólo condenó al 15 % de los genocidas procesados por planificar y ejecutar el Terrorismo de Estado. Los mismos que señalamos la confusión que pregona un gobierno como el actual, que dice pretender recuperar la soberanía económica mientras sigue pagando deuda con el hambre del pueblo, y mientras acomoda su legislación represiva a los mandatos de las potencias centrales como en el caso de la Ley Antiterrorista. Y los mismos que no acotamos la defensa de los Derechos Humanosal período ’76-’83, sino que denunciamos la continuidad del esquema de represión, hambre y saqueo en el gatillo fácil, en el espionaje, la judicialización y la criminalización a los que luchan, en la exclusión social planificada y en la entrega de nuestros recursos naturales a intereses concentrados.
 
Este 22 de agosto levantamos la memoria de los caídos en Trelew, pero no para entregarla a la quietud de los museos, ni a los actos oficialistas, sino con la convicción de que es un pilar fundamental para seguir construyendo la unidad de los que luchan por un proyecto de emancipación que sigue hoy tan vigente como ayer.
Cba...
 
A 40 AÑOS DE LA FUGA DE RAWSON Y LA MASACRE DE TRELEW
 
- Reivindicamos la lucha de nuestros viejos y sus compañeros por un país justo y solidario.
- Condena a todos los genocidas y justicia por todos los compañeros.
- Restitución de nuestros hermanos apropiados.
- Juicio y castigo a los secuestradores de Jorge Julio Lopez y Luciano Arruga.
-Basta de gatillo fácil y criminalización de los que luchan.
-Derogación de la Ley Antiterrorista.
 
HIJOS EN LUCHA: H.I.J.O.S. ALTO VALLE, HIJOS LA PLATA, H.I.J.O.S. BARILOCHE, H.I.J.O.S. ZONA OESTE, HIJOS EN LUCHA Cba.

Juicio y Castigo a los secuestradores de Jorge Julio Lopez!
HIJOS La Plata

LUIS “NONO” ORTOLANI - El preso 26

Negoció la entrega del penal de Rawson por parte de los presos que se habían quedado adentro el 15 de agosto de 1972, después de que salieran los primeros 25 y se frustrara la fuga del resto. En Devoto, dos sobrevivientes le contaron los detalles de los fusilamientos del 22 de agosto.

 Por Victoria Ginzberg

La fuga del penal de Rawson se planeó en tres niveles. El primer grupo era de seis, los máximos dirigentes de las organizaciones Montoneros, PRT-ERP y FAR, que lograron subirse al avión que los llevó a Chile. Un segundo, de 19, salió de la cárcel, pero se quedó en el aeropuerto y terminó en la base Almirante Zar. Esos 19 fueron fusilados el 22 de agosto de 1972. Había un tercer grupo hasta contar 116, que era el número de personas que entraban en el avión que se pretendía tomar. “Si algo salía mal, el primero que se quedaba adentro, el preso número 26, que vengo a ser yo, tenía que llamar a los remises para que se fueran los otros”, cuenta Luis “Nono” Ortolani. El 15 de agosto de 1972 fue el encargado de negociar la rendición de quienes habían quedado dentro del penal. Una semana después, se enteró por radio de la muerte de sus compañeros. Desde ese mismo momento supo que la versión oficial era mentira de principio a fin, pero el detalle de cómo fueron los asesinatos lo supo en uno de sus traslados a Buenos Aires, cuando pudo hablar en el patio de Devoto con René Haidar y Alberto Camps, dos de los tres sobrevivientes de la masacre. Ortolani militaba en el PRT-ERP, estaba a cargo del área de propaganda. Lo arrestaron en 1972, en Córdoba, después de una reunión de la Escuela de Cuadros, en Salsipuedes, cuenta, y hace notar la ironía del nombre del lugar. Tiene 73 años, vive en Rosario y hace 24 años conduce el programa Hipótesis, en LT28.

–¿Cómo se empezó a hablar de la fuga?

–El preso político cae y lo primero que piensa es cómo fugarse. Cuando declaré el 2 de agosto en el juicio oral, hice esta comparación: en los ejércitos convencionales, en una guerra entre países, los soldados son civiles llamados a filas, no tienen obligación de fugarse, pero los oficiales sí, porque ellos han elegido la carrera militar. Como nosotros todos habíamos elegido ser combatientes y militantes teníamos obligación, nuestro pensamiento estaba en la lucha junto al pueblo, junto a nuestros compañeros, organizando a la gente.

–Y primero se pensó en un túnel.

–Al principio habíamos pensado en un túnel, pero el terreno de Rawson es muy jodido, salía tierra con piedras y eso lo llevábamos disimulado en mochilas que hacían las compañeras arriba y nos las mandaban. Había cosas que entraban de afuera, yo no sé cómo. Una de las claves de la fuga fue un celador. Los compañeros de la dirección iban entablando charlas con los celadores y encontraron uno que era afable y que tenía cierta afinidad. Sobre eso se le ofreció una compensación económica si contribuía con la fuga. Uno de los elementos que se tuvieron en cuenta para definir la fuga el día 15 de agosto era que estuviera él de guardia. Otro elemento era que fuera feriado.

–¿Y cómo se planeó esta fuga?

–La fuga se planeó con tres escalones: el primero eran los dirigentes principales, Mario Roberto Santucho, Enrique Gorriarán Merlo y Domingo Menna, del PRT-ERP; Carlos Osatinsky y Roberto Quieto, de las FAR, y Fernando Vaca Narvaja, de Montoneros. Ellos se fueron en un auto, son los que alcanzaron a tomar el avión, lograron llegar a Chile y después se exiliaron en Cuba. El segundo escalón era de 19, que completaba el número de 25. Durante la toma, ese grupo iba asegurando las distintas posiciones, la enfermería, por ejemplo. Los otros iban abriendo las puertas. El resto, hasta completar 116, participaba en la fuga desde distintos pabellones. A Agustín Tosco, que estaba en el penal, se le ofreció participar. El dijo que era un dirigente sindical y que iba a esperar que lo sacaran las masas con su lucha, pero que estaba de acuerdo y que lo que pudiera hacer por los compañeros estaba a disposición. Los milicos pensaban que ese lugar era inexpugnable, porque realmente era imposible venir desde afuera a tomarlo. Por eso, se invirtieron los términos: tomar el penal desde adentro e irse en un avión de línea. En el avión había 120 asientos, pero en Comodoro Rivadavia subían cuatro compañeros, por eso la fuga era para 116. Tenían que venir dos camiones o un camión y una camioneta. El problema es que en la guardia de prevención, que es el lugar más exterior de la cárcel, que está bastante adelante del muro, hay un guardia que se resiste, se produce un tiroteo y muere un guardia. El que venía en el primer camión escuchó los tiros e interpretó o creyó haber visto una señal con unas mantas y entendió que la operación había fracasado, pero no es correcto porque no había ninguna consigna para decir que la acción había fracasado. Si había problemas con los camiones, el preso número 26, que era el primero que se quedaba adentro, que vengo a ser yo, tenía la tarea de llamar a los remises para que se fueran los 19. Desde una de las oficinas que habíamos tomado, pregunté a los guardias, que estaban esposados, el número de los remises. Les dije que vinieran a buscar visitas. Teníamos 26 rehenes. Quedaron, además, de rehenes involuntarios, un matrimonio con una hijita que eran visita de un preso común.

–¿Qué hicieron ustedes en el penal mientras los 25 se iban al aeropuerto? ¿Se enteraron de lo que pasaba?

–Teníamos radio, nos enteramos de que los 19 habían quedado en el aeropuerto, que había habido algún problema, escuchamos la conferencia de prensa que se hizo allí. Mientras tanto, nos organizamos. Yo me coloqué muy cerca de una barricada que armamos con muebles en la puerta, en una puertita que conducía a las calderas, para poder, desde allí, hablar con alguien de afuera. Detrás de mí se iban formando escalones de compañeros armados. Yo hablaba con alguien, no sé quién era, pero algunos compañeros que tienen mejor oído me han dicho que era el capellán del penal, que después les transmitía a los penitenciarios. Yo nunca di mi nombre, éramos dos voces en la noche. De acuerdo con las instrucciones que yo había recibido de los compañeros de la dirección, pido lo mismo que los que ocupan el aeropuerto, que vengan jueces y periodistas para garantizar nuestra vida y nuestra integridad física. Me contestan que no se puede porque la zona ha sido declarada de emergencia al mando del general de brigada (Eduardo) Betti. Entonces yo le digo, después de una consulta rápida con mis compañeros, que las garantías nos las dé el general Betti por radio. Les digo, “si ustedes intentan tomar la cárcel por asalto, nosotros somos 110 personas, hemos tomado armas y estamos dispuestos a resistir y esto va a ser una masacre”. Lo primero que pedí es que dejaran salir a los tres civiles que habían quedado de rehenes involuntarios y no los dejaron salir. Cuando declaré en la causa les dije, “señores jueces, nosotros luchábamos por la vida y no por la muerte, porque el proyecto de la represión, que era tomar la cárcel por asalto, hubiera causado muchas muertes de los que estábamos adentro, pero también de los rehenes, e iban a tener bajas ellos, entre las cuales había soldados que eran ciudadanos civiles llamados a la conscripción, que, como sucedió con los soldados de Malvinas, nadie les preguntó si querían ir, y a estos otros nadie les preguntó si querían o no tomar una cárcel donde había guerrilleros armados dispuestos a defenderse”. Intenté con esta descripción decir que nosotros actuábamos con profesionalismo militante y no improvisados. El presidente del tribunal preguntó si era posible que hubiera una fuga improvisada. No mencionó la versión oficial de la marina sobre Trelew, pero se refería a eso. Le dije que las fugas siempre eran muy bien planificadas.

–Pero ustedes estaban dispuestos a resistir...

–Yo les decía que estábamos dispuestos a combatir pero que no queríamos hacerlo, que queríamos entregarnos, entregar las armas y los rehenes con la sola condición de que por radio se nos dieran garantías de nuestras vidas y nuestra integridad física. Eso se repitió varias veces a lo largo de la noche, porque el general Betti no estaba en un escritorio, estaba en su brigada. Las tropas iban llegando en camiones o helicópteros y cada vez que llegaban nuevas tropas, ellos avanzaban hacia el penal, Cuando los compañeros de atrás veían que avanzaban, se corría la voz hacia adelante, yo pedía nuevamente el diálogo y repetía mis argumentos. Esto se sucedió cinco o seis veces a lo largo de la noche hasta que a las siete treinta, el general Betti, dándole la formal de ultimátum, para mantener el principio de autoridad, nos dio las garantías. Dijo más o menos lo siguiente: “Este comando informa a los extremistas que se encuentran en estado de rebelión, ocupando ilegalmente la cárcel de Rawson, que a las ocho la cárcel será tomada por asalto. Si se rinden antes de esa hora y entregan las armas y los rehenes que tienen, este comando les garantiza su vida y su integridad física”. Ahí yo pedí hablar con un jefe penitenciario y dije que las garantías habían sido dadas, que ellos eran parte de esas garantías y que íbamos a enviar a los rehenes con las armas, que las íbamos a cargar en mantas para que los rehenes las arrastraran y que a las 8.15 íbamos a estar cada uno en su celda. Ellos dijeron que estaban de acuerdo y que a las 8.15 iban a entrar y si había gente fuera de su celda se iba a hacer fuego. Entraron, las garantías se cumplieron, no hubo, en ese momento, represión. Sí nos quitaron todo, quedamos a celda pelada, nada más que con el uniforme puesto, una muda de ropa muy escasa, una manta y el colchón. Nos proveyeron unas bacinillas porque el régimen quedó de puertas cerradas.

–¿Y el 22 cómo se enteraron de la masacre?

–Todas las cosas que sacaron de nuestras celdas, por lo menos en el caso del pabellón 5, quedaron en el medio del pabellón. En una salida al baño, un compañero logró robarse una radio pequeña y pudimos escuchar las noticias. De esa manera, la mañana del 22 de agosto nos enteramos de la masacre. Comenzamos a los insultos por la ventana y a avisar a los otros pabellones y se generalizó. La radio informó que hubo un intento de fuga, era la versión oficial, que la fuga había sido reprimida y que había muertos y heridos. Nosotros estábamos seguros de que había sido un fusilamiento, nunca se hace nada improvisado y menos en las condiciones en las que estaban ellos, los habían humillado, los habían hecho barrer desnudos, los golpearon. El 22 de agosto, sobre llovido mojado, aparte del dolor de saber que habían matado a nuestros compañeros, se nos vino una requisa con todo. Hubo golpes, costillas rotas, narices rotas, y todo lo que había quedado en el medio del pabellón lo tiraron en la cancha de fútbol y le prendieron fuego, guitarras, libros. Así quedamos durante 30 días. Después empezamos a salir de a poco, pero nunca fue el régimen de antes.

–¿Y cuándo pudo hablar con los sobrevivientes?

–En diciembre me trasladaron a Buenos Aires para declarar en el Camarón (La Cámara Federal en lo Penal, que se ocupaba de los presos políticos) y tuve oportunidad de hablar con Alberto Camps y René Haidar. Ellos estaban aislados en Devoto, en dos lugares distintos, pero después empezó a haber una vida más normal y pude hablar con ellos en el patio. El reencuentro fue muy triste, muy doloroso. Me contaron lo que se divulgó después, lo que escribió Paco Urondo en La Patria Fusilada. Relataron que a la madrugada les dijeron que hicieran el mono, en el lenguaje carcelario es poner todas las cosas en una manta y hacerle cuatro nudos, y que se formaran que los iban a trasladar a Rawson. Camps y Haidar estaban en las últimas celdas, por eso pudieron sobrevivir. Camps estaba con Mario Delfino, mi cuñado, al que le decían Cacho. Haidar estaba con Carlos Astudillo. En determinado momento empiezan a escuchar disparos de ametralladora. Primero creen que es un amedrentamiento, pero cuando miran adelante, ven que están cayendo, se dan cuenta de que los están matando y se tiran adentro de la celda. Ahí aparecen (los capitanes Luis) Sosa y (Roberto Guillermo) Bravo y empiezan a escuchar tiros de 45, están rematando. Camps y Delfino se despidieron de forma muy sencilla. Camps le dijo: “Bueno, Cacho, ésta es la boleta, chau”. “Chau, Alberto.” Entraron a la celda y les preguntaron si iban a declarar, contestaron que no y les pegaron un tiro a cada uno. A su turno, Haidar, para desorientar dijo “podemos declarar”, el tipo se desorientó, venía con la pistola a martillar y se retiró, pero vino otro y sin preguntarles nada les pegó un tiro a cada uno. Haidar me contó que el tiro le hizo dar una vuelta en redondo, cayó de rodillas con el cuerpo sobre la cucheta. El era muy corto de vista y los lentes se le habían caído a unos 30 centímetros de su cabeza. Veía los lentes, veía el charco de sangre que se formaba y sentía el silbido de sus pulmones, o sea que la bala le había atravesado los pulmones. Pensaba “¿agarro los lentes o no agarro los lentes? Si no los agarro, no veo nada, pero si intento agarrarlos y alguien me está mirando se da cuenta de que no estoy muerto y me remata”. Después entró otra gente de la Base que estaba ajena al grupo que perpetró la masacre. Haidar vio por el rabillo del ojo un guardapolvo blanco y se quejó para que vieran que estaba vivo y lo pusieron en una camilla, donde se desmayó. Se despertó en el Hospital Naval de Bahía Blanca.

–¿Cómo se vivía en el penal? ¿Había temor de que pudieran tomar las mismas represalias?

–Pensábamos que no. Confiábamos mucho en la solidaridad de la gente y eso es lo que nos salvó. Cada vez que había actitudes agresivas empezábamos a los gritos y desde afuera se escuchaba. El penal estaba en medio de la ciudad y siempre había alguien que iba a la cárcel a presionar. Salía en los diarios, movían a los abogados. A su vez, los periodistas, los abogados, los familiares eran amenazados.

–¿Cuándo salió en libertad?

–Salí de Devoto, con el Devotazo. Fuimos a visitar a nuestras familias y volvimos a la militancia. Caí preso de nuevo en 1975, estuve ocho años y medio, gran parte en Coronda.

–¿Qué expectativa le genera el juicio sobre la masacre que se está haciendo actualmente?

–Quiero destacar el apoyo que me dio la gente de Protección al Testigo del Ministerio de Justicia y las secretarías de Derechos Humanos de la Nación y de Chubut. Mi expectativa es positiva. Espero que les den un castigo merecido. En aquel entonces pensábamos en una justicia revolucionaria. Bueno, ahora se está juzgando por la lucha de muchos años, de familiares, de gente y también por la voluntad política de los gobiernos actuales.

martes, 21 de agosto de 2012

Homenajes por los 40 años de la Masacre de Trelew

 A 40 años de la Masacre de Trelew continúan los actos para rendir homenaje a las víctimas de los fusilamientos cometidos en la base Almirante Zar el 22 de agosto de 1972,  mientras gobernaba el país la dictadura de Alejandro Agustín Lanusse.

Durante la semana pasada se sucedieron los homenajes en Buenos Aires y en Chubut, en tanto que parte de los actos principales se harán el martes y el miércoles en esa provincia.

 Este martes a las 18 tendrá lugar una charla debate a cargo del diputado nacional Andrés Larroque con la participación de Emilio Pérsico, Leonardo Grosso, Ernesto Paillalef y Silvia Horne, entre otros, organizada por La Cámpora y el Movimiento Evita en el sindicato Sitravich de Rawson.

 A las 15.30, en el Espacio Incaa del Centro Cultural José Hernández de Rawson se proyectará "Fotos de Familia, la historia de los Pujadas" con la presencia de los familiares.

Por la mañana se presentará el mural "22 de Agosto" en la escuela Padre Juan de Trelew.

 A las 15 será inaugurada una placa con poemas de Eduardo Galeano en el Ministerio de Educación de Rawson y estará presente el poeta Vicente Zito Lema.

También a las 10, en el Teatro Verdi de Trelew se dará lectura a páginas de libro "Hubiera Querido", de Rosa María Pargas, a cargo de Raquel Camps.

A las 20, en la Universidad Nacional San Juan Bosco, de Trelew se presentarán libros de Marcela Santucho.

El miércoles a las 12 se inaugurará un mural popular en la Laguna Chiquichano.

40 años de la Masacre de Trelew
Publicado por Antena Libre DERECHOS HUMANOS, REGIONALES, UNIVERSITARIAS ago 20, 2012

A 40 años de la Masacre de Trelew, la agrupación H.I.J.O.S. Alto Valle y el equipo de producción de Radio Universidad (103.7 ) de   Neuquén  han realizado una serie de micro programas de libre descarga y difusión. Desde FM Antena Libre nos sumamos a este homenaje difundiendo esta producción.

Especial 40 años de la Masacre de Trelew (una producción de H.I.J.O.S Alto Valle y Radio Universidad de Neuquén)

40 años de la Masacre de TRELEW: INVITAN - PELÍCULA Y DEBATE

Convoca: Frente de Resistencia Nacional Organiza: CONVOCATORIA POR LA LIBERACIÓN NACIONAL Y SOCIAL.

A 40 años de la Masacre de TRELEW: INVITAMOS A PARTICIPAR - PELICULA Y DEBATE
 
1972 - 22 DE AGOSTO - 2012

Nunca será suficiente la admiración y la Gloria que podremos rendir a los diecinueve compañeros fusilados en Trelew y posteriormente a los tres Montoneros sobrevivientes que cayeron heroicamente combatiendo contra la Dictadura Militar.-
Sin embargo hoy pretendemos algo mas: determinar si aún vale la pena luchar con las mismas banderas y los mismos objetivos que tuvieron nuestros mártires de Trelew.-
CONVOCATORIA en el Frente de Resistencia Nacional no tiene dudas, lucha y luchará por la construcción de una Patria para todos, de una Patria Socialista, la misma por la que lucharon y murieron nuestros compañeros.-
Pero ya no todo ni todos somos lo mismo ahora en el 2012 que en 1972.-
Acaso se hubieran velado hoy en la sede del Partido Justicialista a luchadores populares caídos por las balas represivas como se hizo en 1972?.-
Alguien similar a la compañera Ana María Villareal de Santucho habría sido admitida hoy a ser velada y homenajeada en el PJ??
Es similar la militancia abnegada, sacrificada y entregada hasta las últimas consecuencia de chicos y chicas veinteañeros como los que fueron sacrificados en Trelew a la que hoy llevan adelante militantes que ingresan a la política percibiendo ostentosas y obsenas sumas de dinero???
Basta con decir que estamos con "el modelo" y que avalamos a un Gobierno "Nacional y Popular" para sacar patente de revolucionarios??
Jamás los mártires de Trelew habrían admitido la presencia de burócratas traidores buchones de la inteligencia militar sentados al lado de los representantes de un Gobierno Nacional y Popular.-
Por mucho menos que eso MONTONEROS llegó incluso a interpelar hasta al propio Gral Perón.-
Ni que hablar de la forma en que los revolucionarios peronistas enfrentaron a la burocracia vendida y traidora a la clase obrera.-
Imposible imaginar que los fusilados habrían admitido alegre y pacíficamente la votación de leyes represivas y "antiterroristas".-
De todo eso queremos hablar el 24 de agosto a las 17 hs en el local de ATE CAPITAL, Carlos Calvo 1378.-
Pasaremos un corto con fragmentos de la película sobre Trelew e inmediatamente después una charla sobre algunos de los temas aquí planteados.-
Sobre todo tratar de establecer si esos jóvenes que hoy honramos pudieron aparecer a la política argentina de un día para otro, como si fueran nacidos de un repollo.-  E intentar determinar qué tipo de país había y que tipo de condiciones para que esos compañeros, con algunos años de cana encima a pesar de su juventud pudieran haber hecho posible la toma del establecimiento carcelario mas inexpugnable de la Argentina.-
Los esperamos a todos y todas para compartir y debatir lo que veremos en la película.-

Viernes 24 de agosto a las 17 hs en el Salón "Germán Abdala" de ATE CAPITAL, Carlos Calvo 1378.-
(Es ATE Carlos Calvo, no ATE Belgrano, a veces se confunde)

HONOR Y GLORIA
POR UNA PATRIA SOCIALISTA
PATRIA O MUERTE
VENCEREMOS!!

Convoca: Frente de Resistencia Nacional
Organiza: CONVOCATORIA POR LA LIBERACION NACIONAL Y SOCIAL

Actos 40 años sin olvidos

El acto central por el 40 aniversario será a las 16 en el Centro Cultural por la Memoria, ex aeropuerto de Trelew.

El 22 de agosto de 1972 fueron fusilados en la base Almirante Zar 16 presos políticos: Carlos Heriberto Astudillo (FAR); Carlos Alberto Del Rey (ERP); José Ricardo Mena (ERP); Humberto Segundo Suárez (ERP); Rubén Pedro Bonet (PRT); Alfredo Elías Kohon (FAR);

Miguel Angel Polti (ERP); Humberto Toschi (ERP); Eduardo Capello (ERP); Clarisa Rosa Laplace (FAR); Mariano Pujadas (ERP); Jorge Ulla (PRT); Mario Delfino (PRT).

También, Susana Graciela Lesgart (Montoneros); María Angélica Sabelli (Montoneros) y Ana María Villareal de Santucho (ERP).

Sobrevivieron Ricardo Haidar (Montoneros); Alberto Miguel Camps (FAR) y María Antonia Berger (FAR), quienes fueron víctimas de la última dictadura militar.

 Por la masacre están siendo juzgados Rubén Norberto Paccagnini, ex jefe de la base Almirante Zar; Luis Emilio Sosa, que en esa época era capitán de corbeta y segundo al mando del Batallón de Infantería número 4; Emilio Jorge Del Real, quien tenía el grado de capitán; Carlos Amadeo Marandino, quien era cabo y Jorge Enrique Bautista, juez de instrucción militar que estuvo a cargo de la investigación y está acusado de encubrimiento.

El 15 de agosto se inició un intento de fuga de la cárcel de Rawson, cuando dos grupos integrantes del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y Montoneros organizaron la fuga, mientras que el jefe del operativo fue Mario Roberto Santucho, líder del ERP.
Santucho, junto a Fernando Vaca Narvaja, Roberto Quieto, Enrique Gorriarán Merlo y Domingo Menna integraban el comité de fuga,  pudieron huir en un automóvil que los esperaba frente al penal y trasladarse al aeropuerto de Trelew para abordar una aeronave de la empresa Austral secuestrada por un comando guerrillero.

El resto de los vehículos que debían trasladar a los otros contingentes no se presentaron frente a la prisión por una confusión de señales.
 
Otro grupo logró arribar en vehículos de alquiler -que habían sido llamados por los detenidos desde el penal haciéndose pasar por pasajeros habituales- pero llegó cuando el avión partía rumbo a Chile.


Este grupo se rindió ante los efectivos militares que habían llegado al aeropuerto comandados por el capitán Luis Emilio Sosa y fue trasladado a la base Almirante Zar.

 La fuga asestó un duro golpe a la dictadura de Lanusse, en tanto que personalidades de la política exigieron al gobierno de facto que garantizara la vida de los presos políticos.

En la madrugada del 22 de agosto los detenidos fueron ametrallados en sus celdas por una patrulla al mando del capitán Sosa y del teniente Roberto Bravo.

La versión oficial de la dictadura fue "nuevo intento de fuga", pero los tres sobrevivientes, tiempo después, contaron la verdad de los hechos: indefensos, los detenidos habían sido masacrados.

40 veces 22 = memoria y justicia

Hace 40 años Trelew estaba en el centro de la atención de todo un país. Un grupo de militantes revolucionarios, guerrilleros agrupados en Montoneros, el Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), organizaron la famosa fuga del penal de Rawson. Trágicamente, como se sabe, sólo 6 lograron escapar en un avión hacia el Chile de Salvador Allende, mientras que 19 se entregaron en el aeropuerto, pacíficamente. La base aeronaval Almirante Zar fue el escenario donde fueron llevados, en lugar de reintegrarlos al penal, como había sido acordado. Ya allí, el 22 de agosto de 1972 fueron fusilados salvajemente. Sin embargo, increíblemente tres de ellos sobrevivieron a la masacre, y lograron salir de las cárceles el 25 de mayo de 1973, cuando al asumir el presidente Héctor Cámpora, fue decretada una amnistía general para los presos políticos. Las Fuerzas Armadas esperaron su momento y tras el golpe de Estado de marzo de 1976, fueron por ellos nuevamente. Hoy los tres continúan desaparecidos.

La fuga del penal y la masacre posterior en ese momento conmocionaron al país, mostraron la audacia y la capacidad de las organizaciones armadas que aquella vez lograron trabajar juntas y dejaron en ridículo ala Dictaduraentonces gobernante, conducida por el General Alejandro Agustín Lanusse. El ensañamiento de los militares con los presos generó una ola de indignación y movilizaciones que llega hasta hoy, atravesando cuatro décadas de bronca, resistencia, memoria y lucha. En aquel momento, la lucha popular dio lugar primero a las comisiones de solidaridad con los detenidos y después al reclamo por el esclarecimiento de lo sucedido, al llamado “trelewazo”, un levantamiento popular que sacudió a la ciudad y obligó a las fuerzas armadas a militarizar la ciudad para recuperar el dominio público. Tras la larga noche del genocidio, a fines de los años 80 comenzaron a realizarse en la ciudad patagónica pequeñas actividades de conmemoración de la fuga y, a fines de los 90 organizaciones estudiantiles, sindicales y de derechos humanos lograron empezar a instalar con fuerza el recuerdo de la fuga y de la masacre exigiendo justicia. Finalmente después de tantos años de lucha, en el marco de la apertura nacional de juicios a los militares genocidas, se logró procesar a los responsables de la masacre. La apertura del juicio oral en mayo de este año fue un espaldarazo que reavivó la lucha y, aprovechando el cuarenta aniversario,la Comisiónporla Memoriadel Pueblo de Trelew organizó una serie de actos en el penal de Rawson y en el viejo aeropuerto de Trelew, transformado desde el año 2007 en Centro Cultural porla Memoria. Distintasorganizaciones populares llegaron desde Buenos Aires, Mar del Plata, Neuquén, Mendoza, y Rosario para estar presente en la fecha.

Bárbara Quintana, presidenta de la FederaciónUniversitariade la Patagonia(FUP) y militante de la TendenciaEstudiantilRevolucionaria (TER), una de las organizadoras de los actos dijo a Marcha que “para nosotros vivir en Trelew y recordar el 22 de agosto todos los años es algo muy importante.” “Y particularmente este año, en el 40 aniversario de la masacre, queríamos redoblar la apuesta y hacer una movida nacional más grande. No solamente por la memoria de los compañeros sino también por el juicio que se está dando ahora en contra de los genocidas que los asesinaron hace 40 años”, agregó. “Como estudiantes nosotros encontramos en ellos el sendero que tenemos que seguir caminando. Muchos de los caídos eran estudiantes y nosotros creemos que tenemos que continuar lo que ellos empezaron. Ellos no murieron para tener el gobierno y el sistema que tenemos hoy en día. Si ellos dieron su vida y estaban convencidos de algo, eso era la lucha por el socialismo. Nosotros creemos que es la misma lucha la que tenemos que dar, con las mismas banderas”, finalizó la presidenta de los estudiantes dándole un sentido político actual a los actos.

El acto central          

En medio de una semana gris plagada de lluvias, el domingo amaneció soleado en Trelew, dando una mano a las organizaciones políticas, de derechos humanos, estudiantiles y sindicales que se reunían en el comedor universitario de la Universidad Nacional San Juan Bosco para partir hacia el aeropuerto. En el camino, desde el centro de la ciudad hasta las afueras donde se encuentra el viejo aeropuerto, la manifestación cantaba recordando a los “mártires de Trelew” y exigiendo justicia, mientras en cada cuadra los vecinos miraban desde puertas y ventanas precarias y en muchos casos en construcción, el paso de la columna. La llegada al aeropuerto fue muy emotiva. Cientos de militantes ingresaron a las instalaciones y estuvieron cantando durante una media hora, mientras algunos también recorrían el lugar, conmovidos por la historia que exhalan las paredes. Las imágenes de los caídos en la masacre recuerdan cada uno de sus nombres y recorridos en los muros del que ahora es un Centro Cultural para la Memoria, y vuelve a sorprender la juventud de los militantes cuando fueron asesinados.

Un rato más tarde comenzó el acto. Se sucedieron en la palabra representantes de las organizaciones de derechos humanos, la presidenta dela FUP, se leyó un documento elaborado por las organizaciones que viajaron hacia allá y hablaron distintos familiares de los caídos. Cada uno a su turno recordó los ideales y los proyectos por los que dieron su vida los militantes hace cuarenta años, el largo recorrido de lucha por justicia hasta llegar al juicio oral y la relación entre esa lucha y las violaciones a los derechos humanos que se siguen dando en el presente.

Hilda Fredes, una de las oradoras del acto que además fue candidata a diputada nacional en las últimas elecciones por el Frente Unidad Sur, conversó con Marcha sobre esto. Ella es la esposa de Elvio Angel Bel, un dirigente del Partido Comunista de Trelew quien en su momento fue el apoderado de Mario Roberto Santucho en el penal de Rawson, y por esa razón está desaparecido. “Yo fui parte dela Comisión de solidaridad con los presos, permanentemente hemos estado movilizados, durante la dictadura y mucho más durante la democracia y hoy estamos en un camino importante, construyendo lo mismo que construían los compañeros masacrados el 22 de agosto de 1972, en un camino de unidad y en un proyecto revolucionario”. Por otro lado ella afirmó que en la actualidad en la provincia de Chubut existen violaciones graves de los derechos humanos, lo que forma parte de la misma lucha por justicia. “Está el caso de Iván Torres, masacrado por la policía en Comodoro Rivadavia, y el caso de Julián Antillanca, a quien la policía provincial mató a la salida de un boliche”, aseguró. “Hay connivencia entre la policía y la justicia en la provincia. La policía provincial es la misma que en la dictadura, no ha cambiado nada”, afirmó.    

Uno de los dos momentos más emotivos ocurrió cuando dos chicos de una escuela primaria de la zona leyeron los trabajos que habían hecho en recuerdo de la masacre, reclamando también memoria y justicia, lo que generó un estremecimiento en todos los asistentes. El otro momento más fuerte del acto ocurrió cuando tomó la palabra Marcela Santucho, la hija de Mario Roberto Santucho y de Ana María Villareal, quien fue asesinada en 1972. Ella recordó la última vez que había ido a Trelew, cuarenta años atrás, a visitar a sus padres al penal, con sólo nueve años. Con visible emoción contó que fue la última vez que vio a su madre. Más adelante pudo reencontrarse con su padre por unos pocos años. Tras su asesinato en 1976 debió exiliarse en Cuba y posteriormente en Suiza, desde donde regresó al país recién en 2008.

El acto finalizó con un fuerte grito detrás del nombre de cada uno de los mártires de Trelew: Alejandro Ulla (PRT-ERP), Alfredo Kohon (FAR), Ana María Villarreal de Santucho (PRT-ERP), Carlos Alberto del Rey (PRT-ERP), Carlos Astudillo (FAR), Clarisa Lea Place (PRT-ERP), Eduardo Capello (PRT-ERP), Humberto Suárez (PRT-ERP), Humberto Toschi (PRT-ERP), José Ricardo Mena (PRT-ERP), María Angélica Sabelli (Montoneros), Mariano Pujadas (Montoneros), Mario Emilio Delfino (PRT-ERP), Miguel Ángel Polti (PRT-ERP), Pedro Bonet (PRT-ERP), Susana Lesgart (Montoneros), Alberto Miguel Camps (FAR - desaparecido luego en 1977), María Antonia Berger (FAR - desaparecida en 1979) y Ricardo René Haidar (Montoneros - desaparecido en 1982): ¡presentes!

Mural conmemorativo en Rawson

Se pintó MURAL CONMEMORATIVO por el 22 de agosto en una céntrica esquina de Rawson 

A 40 años de la masacre de Trelew

Donde se unen las calles Bartolomé Mitre y Roberto Jones el grupo Taller Mural pintó un mural conmemorativo por el 40 aniversario de la masacre de Trelew.

Taller Mural está integrado por Marta Sotile, Bibiana Iralde, Adrián Pandolfo, Mariela Marras, Silvina Veira y Diego Corso; en la pintada del mural participaron además invitados.

En este sentido Corso comentó que “intentamos hacer representaciones clásicas como para hacer algo simbólico, pusimos árboles en representación de los 19,
una cometa para representar la libertad, el alma que se despega y vuela, es un trabajo de color que hay que detenerse a observar”.

El mural sigue la misma línea de trabajo que realiza Taller Mural “donde las figuras son simples, mucha síntesis, trabaja mucho el color para con él y las figuras simples representar un mensaje directo”, dijo el artista plástico.

A 40 años de la masacre de Trelew

Con una marcha y una cantata se recordará mañana en Neuquén a los 16 fusilados en la cárcel de Trelew.

El 22 de agosto de 1972 16 integrantes de distintas organizaciones fueron fusilados en la Base Aeronaval Almirante Zar, una dependencia de la Armada Argentina próxima a la ciudad de Trelew, provincia del Chubut.

El 15 de agosto de 1972 , 25 presos en la cárcel de Rawson, de tres organizaciones armadas, coparon el penal de Rawson y huyeron en un operativo comando coordinado con apoyo exterior. Seis de ellos -los jefes guerrilleros Mario Roberto Santucho, Domingo Mena, Enrique Gorriarán Merlo (ERP), Roberto Quieto y Marcos Osatinsky (FAR) y Fernando Vaca Narvaja (Montoneros)- lograron arribar a tiempo al aeropuerto y tomar por la fuerza un avión de Aerolíneas Argentinas para huir a Chile.

Los 19 restantes se retrasaron y debieron entregarse, no sin antes exigir la presencia del juez y de los periodistas donde brindaron una conferencia de prensa. Luego los trasladaron a la base Almirante Zar, donde fueron colocados en fila y baleados. Murieron 16 y 3 lograron sobrevivir.

Las víctimas fueron:

Eduardo Capello, 24 años
Ana María Villarreal, 36 años
Pedro Bonet, 30 años
Jorge Ulla, 27 años
José Mena, 22 años.
Humberto Toschi, 25 años
Carlos del Rey, 23 años
Humberto Suárez, 22 años
Clarisa Lea Place, 23 años
Carlos Astudillo, 26 años
Susana Lesgart, 22 años
Mariano Pujadas, 24 años
Miguel Angel Polti, 21 años
Mario Delfino, 29 años.
María Angélica Sabelli, 23 años
Alfredo Kohon, 27 años

Sobrevivieron Alberto Camps, María Antonia Berger y Ricardo Haidar. Todos los velatorios de los fusilados fueron interrumpidos con gases y represión policial.

Mañana a las 18 en el monumento a San Martín se realizará una marcha para recordar a las víctimas y desde las 20:30 se presentará la cantata Santa María de Iquique en el salón comunitario del barrio Sapere.

A 40 años de la masacre de Trelew

 A 40 años del fusilamiento de 16 presos políticos en la Base Almirante Zar, el 22 de agosto de 1972
Las claves de la pericia que desmiente la "versión oficial" de la Masacre de Trelew
Una investigación del Centro Atómico Bariloche que fue incorporada a la causa desmiente la explicación de la dictadura de Agustín Lanusse de un ataque e intento de fuga. El físico que dirigió el estudio declarará en septiembre.

Por: Gerardo Aranguren

Al cumplirse 40 años de la Masacre de Trelew, los acusados que están siendo juzgados por el fusilamiento de 16 presos políticos en la Base Almirante Zar en la madrugada del 22 de agosto de 1972 todavía sostienen como defensa la explicación difundida por la dictadura de Agustín Lanusse: que hubo un intento de fuga, que Mario Pujadas atacó al capitán Luis Sosa y que los guardias reaccionaron y masacraron a todos los detenidos. A pedido de la justicia, una pericia realizada por el Centro Atómico Bariloche reconstruyó cuatro décadas después la zona de las celdas y dio por tierra con la versión oficial de la Armada.

El estudio, realizado en 2008 e incorporado a la causa, estuvo a cargo del físico forense Rodolfo Pregliasco, quien trabajó en casos como la masacre de Avellaneda, el asesinato de Teresa Rodríguez y la desaparición de Miguel Bru, y declarará como testigo el próximo 11 de septiembre. La pericia significó un respaldo científico de la prueba testimonial de conscriptos, marinos y de los tres sobrevivientes para desmentir la explicación de la Armada y confirmar que se trató de un fusilamiento y que muchos fueron rematados, como lo declararon María Antonia Berger, Alberto Miguel Camps y Ricardo René Haidar.
Con un trabajo arqueológico sobre las paredes, pisos, techos y puertas originales que todavía permanecen en la Base Almirante Zar de Trelew, Pregliasco logró reconstruir el ala Oeste y las diez celdas donde fueron alojados los 19 presos luego de fugarse del Penal de Rawson. Para eso pasó con sus colaboradores un mes completo en el lugar y debió diseñar experimentos específicos para las necesidades que tenía la justicia de obtener alguna referencia material sobre lo que pasó. “Nos parece importante porque es una aproximación técnica a lo que han declarado tanto los sobrevivientes en posterioridad a los hechos como algunos marinos que participaron de la reconstrucción. Viene a dar la apoyatura científica a esos dichos y es coherente con el abundante plexo probatorio que confirma cómo sucedieron los hechos, distinto a lo que sostienen las defensas”, explicó a Tiempo Argentino Germán Kexel, abogado querellante por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación en el juicio por la Masacre de Trelew, que comenzó en mayo y que pronto ingresará en los alegatos. 
 
La primera etapa del trabajo del Grupo de Física Forense fue la reconstrucción de ala Oeste de la Base, escenario de la Masacre. Esto comenzó con el estudio de las capas de pintura que, como los anillos de un árbol, sirven para leer las épocas en las que hubo modificaciones o reconstrucciones. Además de la pintura, trabajaron también sobre los relieves de paredes y techos que a simple vista no se detectan y que permiten conocer si hubo reformas o una pared fue quitada, como es el caso de los calabozos.
Con la información obtenida, Pregliasco y su equipo lograron darle forma a un plano exacto de las dimensiones de la Base, que les permitió determinar el lugar preciso donde debían estar los detenidos, guardias y la orientación de los disparos a las 3:30 del 22 de agosto de 1972.   

La segunda etapa de los trabajos consistió en el análisis a través de rayos gamma (similar a una radiografía) de la pared del final de pasillo de las celdas, donde deberían haber impactado las balas de las armas automáticas de los guardias que masacraron a los detenidos.

Si bien las gamagrafías no detectaron rastros de balas alojadas en la pared, permitieron sacar conclusiones determinantes sobre lo que sucedió esa noche. Descubrieron que en la época de los hechos, la pared había sido “picada hasta el ladrillo y reemplazada con material nuevo” desde el piso hasta 1,6 metros de altura, señala la pericia. Y agrega: “Si la reparación fue realizada para eliminar los rastros de balas, la forma irregular responde al afán de incluir todos los impactos de la pared. Podemos concluir que, en este caso, los disparos en la pared no llegaban hasta una altura de 1,6 m del piso.”
Si bien parece un dato accesorio, la altura en la que fue realizada la refacción indica que los guardias estaban apuntando hacia sus blancos y afirmados, ya que de otro modo las armas automáticas se hubiesen disparado hacia arriba, lo que descarta una reacción intempestiva o nerviosa de quienes apretaron los gatillos.
Por último, los peritos se volcaron a tratar de determinar la veracidad de las fotos de la Revista Así, que pocas horas después de la masacre ingresó al lugar y fotografió la escena. Las tomas no fueron en la dirección de los calabozos por lo que no hubo imágenes de las balas que asesinaron a los 16 detenidos, pero sí del lado opuesto para mostrar lo que, según la versión de la Armada, serían los disparos que realizó Pujadas luego de atacar al capitán Sosa y sacarle el arma. En la foto se pueden ver tres marcas de disparos y en el epígrafe se señala que serían los “orificios producidos por los disparos de Pujadas”.
Luego de 40 años, Pregliasco halló uno de los orificios en la puerta y pudo determinar la dirección desde donde se debería haber realizado el disparo y la distancia máxima a la que podría haber estado el tirador. A partir de esa información pudo concluir que el ángulo de disparo no corresponde con la ubicación que habría tenido Pujadas, según la declaración de los marinos.
A días de un nuevo aniversario y con el juicio por la Masacre ya avanzado, los acusados siguen sosteniendo la versión que difundiera la Armada en 1972. La única excepción fue Jorge Bautista, imputado por el encubrimiento de los hechos, ya que estuvo a cargo de la investigación militar de los hechos, quien declaró durante un reconocimiento judicial de la base que “no hubo un tiroteo” ya que “no hubo tiros de los dos lados”.  «

Lo que dijo la Armada


Aunque con el paso de los días la dictadura encabezada por Agustín Lanusse fue modificando detalles sobre los hechos que ocurrieron el 22 de agosto de 1972, el jefe del Estado mayor conjunto, el contralmirante Hermes Quijada, fue el encargado de transmitir por cadena nacional en radio y televisión el informe oficial tres días después de ocurrida la masacre.
"Con el objetivo de realizar el control previsto para esa hora (3:30), el jefe de turno (Sosa) recorrió el pasillo hasta el fondo y, a su regreso, cuando llegaba al extremo de salida del mismo, fue tomado por Pujadas del cuello, al tiempo que le quitaba su arma automática. Es de hacer notar que estando (Mario) Pujadas en ese extremo del pasillo (era el primero), al tomar contra su cuerpo al jefe de turno, prácticamente cubría tras de sí al resto de los reclusos. Instantáneamente y con gran destreza, Pujadas (que era especialista en karate) dispara contra uno de los tres guardias, pegando su primer impacto muy próximo a la cabeza de uno de ellos", comenzó a leer el marino el 25 de agosto de 1972.
"A pesar del rehén, se cumplen las claras órdenes existentes de que se tirara aun en esas circunstancias, por lo que uno de los guardias abre el fuego a tiempo que los detenidos aprovechan el cubrimiento para avanzar sobre los guardias. A pesar de ello, Pujadas rápidamente efectúa otro disparo que tampoco dio en el blanco, dificultado por el forcejeo que mantenía el oficial para zafarse. Dicho disparo pasó muy cerca de la cadera de uno de los guardias y se incrustó en una puerta. El oficial logra zafarse de Pujadas y hace cuerpo a tierra. La acción de las armas no se hace esperar contra los reclusos agrupados y en tren de fuga. Cuando cesa el fuego, se comprueba que 13 de los detenidos están muertos, mientras que los seis restantes quedan heridos", concluyó Quijada al dar cuenta de la versión oficial.
 
"lo tomé como un desafío, una aventura intelectual"


“Cuando el juez me cuenta lo que necesita no me imaginé cómo hacerlo, la base había sido alterada tras 35 años y no tenía ninguna expectativa. Por eso lo tomé como un desafío, una aventura intelectual”, cuenta Rodolfo Pregliasco, director del Grupo de Física Forense del Centro Atómico Bariloche, la única entidad que desde el Estado se dedica a realizar investigaciones forenses.
Para el trabajo, Pregliasco y su equipo viajaron tres veces a Trelew y permanecieron un mes completo en ese lugar reconstruyendo la matanza. Recordó la "carga emocional" de haber vivido cuatro semanas en la base trabajando sobre un caso "que marcó a una generación".
Al momento de comenzar esta investigación, el Grupo de Física Forense ya contaba con credenciales importantes y antecedentes de casos de represión estatal. Participaron en la reconstrucción de la Masacre de Avellaneda donde fueron asesinados Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, y en el asesinato de Teresa Rodríguez. En ambos casos utilizaron una técnica creada especialmente para la investigación, que les permitió determinar a través del audio de videos desde donde proviene un disparo.
El grupo de física forense también estudió las imágenes y videos de la represión del 19 y 20 de diciembre de 2001 por pedido de la justicia e intervino en el caso de la desaparición de Miguel Bru en La Plata. Allí lograron probar el paso del joven estudiante por la Comisaría 9ª de esa localidad al reconstruir el libro de ingresos que había sido borrado y tachado.

Las pruebas del estudio


Tiempo accedió al documento en el que el Grupo de Física Forense expone sus conclusiones. Se destaca el análisis realizado a una puerta, fotografiada tras la masacre por la revista Así, que recibió impactos de bala que la Armada atribuyó a Pujadas. El Grupo de Física Forense encontró la misma puerta, levantó la pintura y descubrió una reparación con enduido en uno de los orificios. Determinó que esa reparación fue realizada en la misma época en que se reparó la pared del fondo del pasillo donde fueron fusiladas las víctimas, la posición del tirador y que el disparo fue realizado de arriba hacia abajo. Todos estos datos desmienten las declaraciones de los marinos sobre la posición que habría tenido Pujadas.

Fuente: Tiempo Argentino