jueves, 26 de julio de 2012

Masacre de Trelew: dos ex conscriptos echaron por tierra la versión de la fuga

Carlos Neira y Walter Steiner cumplían el servicio militar obligatorio en la Base Almirante Zar al momento de la histórica fuga del penal de Trelew. Aseguraron que desde el primer momento la explicación oficial de la matanza era inverosimil.
 

Por: Gerardo Aranguren

Dos ex conscriptos que hicieron el servicio militar obligatorio en la Base Almirante Zar declararon ayer en el juicio oral por la Masacre de Trelew del 22 de agosto de 1972 en el reinicio de las audiencias luego del receso de invierno. A las 10:30, el Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia dio inicio al debate en el que se escucharon los testimonios de Carlos Neira y Walter Steiner, dos ex conscriptos destinados a la Base Aeronaval de Trelew durante la toma y fuga del Penal de Rawson, la posterior captura y el fusilamiento de los 19 presos políticos que no lograron escapar.
Con su voz cavernosa, que retumbaba en el Centro Cultural José Hernández de Rawson, Neira recordó como "difíciles" esos momentos que debió pasar como soldado a los 21 años cuando cumplía funciones administrativas en el edificio de guardia. Desde Buenos Aires, los acusados Luis Emilio Sosa, Rubén Paccagnini, Emilio del Real y Carlos Marandino seguían su testimonio por videoconferencia en el Consejo de la Magistratura.
"Hubo un intento de evasión, hay varios muertos", fue lo primero que escuchó el ex colimba sobre la masacre. Se lo comentó un superior mientras prestaba funciones en un control policial en el ingreso de Rawson al que había sido designado desde que los detenidos habían sido trasladados a los calabozos de la Base.
Al día siguiente, a las 13 o 14 del 22 de agosto, volvió a la Base Aeronaval. Neira no encontró las palabras para describir el clima que se vivía: "No conozco el olor, pero se podría decir que había olor a muerto", señaló y recordó haber visto cómo bajaban de un camión los ataúdes que iban a destinar para los 16 militantes asesinados esa madrugada.
"Mil versiones empezaron a circular. La versión oficial era que habían intentado escapar pero desde el primer momento en que me lo dijeron no lo podía creer porque no podían ir a ningún lado en los calabozos, era muy cerrado, tenían que salir por la guardia y estaba muy custodiada, por cuatro o cinco personas."
Al ser consultado sobre los sobrevivientes, el testigo recordó que cuando llegó a la Base ese día le preguntaron cuál era su grupo sanguíneo. "Había movimiento en la enfermería y todos habían estado dando sangre, pero la mía no les servía", agregó. Según los testimonios de los tres sobrevivientes, la sangre habría sido para María Antonia Berger, quien recibió atención médica junto a Alberto Camps y Ricardo Haidar recién diez horas después de que los ametrallaran.
"¿Dónde estaba el 15 de agosto, el día de la fuga?", le preguntó la fiscalía. "Estaba de franco porque era feriado. Cuando me enteré, me presenté en la Base y de ahí fui al Aeropuerto de Trelew", en ese momento todavía tomado por los 19 presos políticos que no habían logrado llegar a tiempo. Estaba a cargo el teniente Miguel Troitiño hasta que llegó el capitán Luis Emilio Sosa, ahora acusado en el juicio, señalado como quien junto a Roberto Bravo dispararon los tiros de gracia a los detenidos. "Va a ser una masacre esto, así que voy a ir", escuchó Neira que le dijo Sosa a Troitiño e ingresó al Aeropuerto luego de quitarse la cartuchera con su arma. "Salió a los 20 minutos y dio instrucciones para llevar un vehículo para cuando se entregaran." Luego de rendirse, los 19 presos fueron llevados a la Base Almirante Zar. Cuando llegó el testigo junto al resto del personal militar no pudo ingresar “porque había algún lío” ya que “Sosa les había prometido que los iba a llevar al penal de Rawson y en cambio los habían llevado a la base”, recordó

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